
La mediocridad nos está tapando. El ciclo de Santoro empezó con un empate ante un rival débil que, a pesar de que casi el rojo lo gana en el final, mereció llevarse una victoria.
A Independiente se lo vio desconcertado, sin una idea de juego clara más que aguantar los embates de Huracán en el primer tiempo. Assman fue la gran figura en esa parte sacando 3 ó 4 remates importantes (el chico de Zárate se afianza cada día más). Los delanteros rojos fueron tan sólo espectadores y casi no participaron del juego.
El segundo tiempo comenzó más parejo e Independiente intentó atacar con Hernán Fredes como abanderado pero pocas cosas le salieron. Recién sobre los últimos 15 minutos el Rojo se fue a la carga y buscó la victoria con lo que tenía. Casi la encuentra con un cabezazo de Montenegro en el travesaño y un gol mal anulado por offside a Gioda que hubiera sido una exageración en el marcador por lo que mostró el partido.
La gente terminó enojada con los jugadores por la falta de sangre que demostraron y con Pepé por no haber puesto a Patricio Rodríguez en el segundo tiempo.
No tengo dudas que Santoro revertirá la historia, aunque dudo que podamos entrar a una copa. Bienvenidos a una nueva etapa de transición.
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