Basta.
Hasta acá llegamos, no se puede seguir en ésta condición.
La galli
neada de ayer tiene que servir como bisagra, como un nuevo punto de partida para salir del pozo. No se puede seguir repitiendo errores ni manchando el nombre de nuestro adorado club. El domingo
el rojo de nuestra camiseta más que sangre representó pudor, vergüenza. Esta situación no es nueva.
Hace 15 años que Independiente juega horrible (salvo escasas excepciones) e intenta tirar abajo todo lo que forjó en las décadas anteriores.
Ya es obvio para los ojos del mundo que
Boca jrs. está por varios pasos arriba de nosotros. Se nos acercaron en el historial en los 90's y nos pasaron con total claridad en ésta década. A pesar de que
nos llevan tan sólo 7 partidos (nos superaron en el Clausura 2003)
parece imposible que se revierta la situación. Para peor Independiente no gana en la Bombonera desde el Apertura 1996 (1 a 0 con gol de Guerrero) y no vence a Boca desde el Apertura 2004 (2 a 1 con goles De Insúa).
Pasemos al partido.
En la previa el gran candidato era el local que venía con el impulso de haber tenido una buena actuación en la semana por la Libertadores y era uno de los punteros del fútbol argentino. Aún así I
ndependiente arrancó mejor y tuvo 15 minutos electrizantes. Consiguió el gol (en contra de Cáceres) y creo un par de situaciones que no pudieron definir varios intérpretes (Grisales, Fredes, Matheu y Montenegro). Pero un partido dura 90 minut

os y
Boca empezó a crecer, no tanto por virtudes propias sino por temerosidad del rojo que le cedió la pelota y el campo al local. El conjunto xeneize intentó sin ideas y tuvo alguna ocasión de gol para empatar pero encontró a una defensa bien parada
y a un Assman que en este torneo se está recibiendo de arquero. Cuando agonizaba la primera parte
Paletta fue expulsado por una entrada brusca ante Grisales.
El problema de Independiente fue el mediocampo en todo el partido.
Grisales jugó 20 minutos nomás y después desapareció. Herrón batalló solo en el primer tiempo y después se lo vio cansado y sobrepasado por los jugadores de Boca.
Fredes brilló por su ausencia, no pesó adelante y no marcó a Alvaro González que se hizo un festín por su sector. Por último, Machín fue el que más corrió y robó varias pelotas pero a la hora de atacar no dudo en cederles el balón a los contrarios y equivocarse una y otra vez.
Las condiciones en las que terminó el primer tiempo marcaban que en el segundo
Independiente tendría que liquidar la historia solamente. Pero eso no pasó,
Boca salió a bus
car con todo el empate y no dejó salir nunca al equipo de Troglio que no podía hacerse con la posesión de la pelota. El empate de Riquelme se veía venir y era más que justo. De ahí en más
Independiente ensayó una tímida respuesta (un cabezazo y un tiro de media distancia del rolfi, ambos tapados por Caranta) y
después especuló retrasando el equipo y aguantando los embates del local. Boca tenía 10 jugadores pero
parecía que Independiente era el que estaba en desventaja numérica. La falta de actitud de los jugadores del rojo era visible en contraste con el ímpetu que demostraban los futbolistas xeneizes.
El resultado no se modificó, pero al término del partido se podía notar que Independiente estaba satisfecho, increíblemente, con el empate: cuando tuvo todo a su favor hasta para erigir una goleada histórica.
Y decir que Troglio había declarado que ganandole a Boca uno se hace hombre....