
Un 25 de enero de 1954 nacía el ídolo máximo del Club Atlético Independiente, Ricardo Enrique Bochini. Su nombre es sinónimo de fútbol en estado puro, de fidelidad a una camiseta, de deleite para los ojos y de hazañas imborrables.
Entre ellas aparece una especial..... . También un 25 de enero, pero de 1978 (hace exactamente 30 años) se jugaba la final del Nacional de 1977 entre Independiente y Talleres de Córdoba. En el partido de ida, en Avellaneda, habían terminado empatados en uno. En ésa época el albinegro tenía un gran equipo y ya toda la prensa daba como campeón a los cordobeses que habían conseguido un interesante resultado de visitante, ya que el gol en cancha rival valía doble.
Talleres empezó ganando el partido en Córdoba con un penal mal cobrado por el pésimo árbitro Roberto Barreiro que cobró una mano inexistente. Norberto Outes empató de cabeza para el Rojo pero los locales se pusieron 2 a 1 con un gol ilícito de Bocanelli con el puño. La furia de los jugadores de Independiente no se hizo esperar y se acercaron corriendo a recriminarle al árbitro por la clara injusticia de la que eran víctimas. Barreiro en otro arrebato ilógico no sólo cobró el gol, sino que echó a 3 jugadores del rojo; Trossero, Galván y Larrosa; por protestar.
Independiente necesitaba convertir un gol para empatar y ser campeón por los 2 goles de visitante. Pero estaba jugando ante miles de cordobeses, perdía 2 a 1, tenía que vérselas con un referí que era claramente parcial y para peor de todo tenía tan sólo ocho jugadores en el campo. Bochini y el resto de los futbolistas querían retirarse del la cancha pero apareció Pastoriza el técnico de áquel equipo y mostró su temple de ganador. Mandó al equipo de vuelta a la cancha y metió a Bertoni que estaba lesionado.
Increíble pero real, Independeinte lo empató. El más grande ídolo del rojo tomó una pelota de Biondi y definió por encima del defensor que inútilmente tapaba el arco. La gargante del 10 se llenó de gol. Faltaban sólo 10 minutos. De nada sirvió la arremetida final de un descontrolado Talleres que no podía creer cómo se le escapaba el título.
El pitazo fue salvador. La epopeya estaba consumada, Independiente se consagraba campeón del Nacional 1977 a lo grande. Con 8 leones en la cancha, y con el bocha, rey de la selva, haciendo lagrimear de felicidad a la hinchada roja que tanto lo idolatra.
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